LECTURAS ADAPTADAS PARA PERSONAS SORDAS
Bautismo del Señor (A)
El Señor dice: «Mirad a mi siervo, a quien sostengo; mi elegido, a quien prefiero. Sobre él he puesto mi espíritu, para que traiga el derecho a las naciones. No gritará, no clamará, no voceará por las calles. La caña cascada no la quebrará, la llama vacilante no lo apagará. Promoverá fielmente el derecho, no vacilará ni se quebrará, hasta implantar el derecho en la tierra, y sus leyes que esperan las islas. Yo, el Señor, te he llamado con justicia, te he cogido de la mano, te he formado, y te he hecho alianza de un pueblo, luz de las naciones. Para que abras los ojos de los ciegos, saques a los cautivos de la prisión, y de la mazmorra a los que habitan las tinieblas.»
Hechos de los Apóstoles 10, 34-38
Pedro dijo:
Está claro que Dios no hace distinciones; acepta a la persona que lo ama y practica la justicia, sea de la nación que sea. Envió su palabra a los israelitas anunciando la paz que traería Jesucristo, el Señor de todos.
Conocéis lo que sucedió en el país de los judíos, cuando Juan predicaba el bautismo. Os hablo de Jesús, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que vivió haciendo el bien y curando a los pecadores; porque Dios estaba con él.
Salmo 28, El Señor bendice a su pueblo con la paz.
Evangelio según S. Mateo 3, 13-17
Pero Juan intentaba disuadirlo diciéndole:
Yo necesito que tu me bautices, pero tu quieres que te bautice yo, ¿por qué?.
Jesús le contesto:-Déjalo. Es bueno que hagamos las cosas que Dios quiere.
Entonces Juan bautizó a Jesús. Y al terminar se vio que el Espíritu de Dios bajaba como una paloma y se posaba sobre él. Y se oyó una voz del cielo que decía:
-"Este es mi Hijo amado, mi elegido".
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